domingo, 23 de octubre de 2011

Día 74: Oh man, bienvenido al país de las XXXXL


Así terminaba mi día de ayer tras un largo día de hikingeo por las montañas de Utah. Antes de cenar en el pequeño pueblito en el que estábamos, tocaron compras a la española… En cierto modo me atrevería a decir… Muchas compras, o al menos fue eso lo que pretendíamos. Amigo, te preguntarás porqué a la española! Porque ha sido la primera vez desde hace casi tres meses que ando por una ciudad/pueblo sin utilizar el coche. Increíble. ¡Lo sé!. Estábamos en nuestra plena motiación-compril y nada más entrar en una tienda  leo en esta esta camiseta que llevaba puesta esta inmensa señora con un palillo en la boca, como estos que tienen constantemente los paisanos de pueblo con boina en su boca entre sus negros dientes llenos de comida y sarro; “ONLY XXXXL MAN, OH YEAH!”. Amigo, no te puedes imaginar cuantísimo nos reímos… La talla más pequeña  que tenían en aquella enana y oscura tienda era una XXL, fuimos a la siguiente tienda y lo mismo… ¿En la siguiente? Lo mismo! Y así tienda tras tienda. No me lo podía creer! Seguimos andando hasta llegar a la última y más pequeñita de todas a la derecha, la que estaba escondida, la tienda a la que nadie va.  La única tienda en todo el santo pueblo donde las tallas eran “normales”, (si llamamos a las tallas norteamericanas normales…). Amigo mío, te recomiendo que si alguna vez vienes por tierras americanas no te pienses que en a la primera semana ya has engordado dos tallas. ¡No!. Hay dos factores muy importantes; El primero es la mantequilla de cacahuete, que aunque no te guste, (como es mi caso) la vas a acabar comiendo sea como sea porque la ponen en todos las comidas y sandwichs, al igual que la mantequilla… La inyectan en todas y cada una de las comidas a más no poder! Y el segundo y el más importante es la secadora, mi querida y dulce amiga la secadora. Ahí lo dejo! Pero por si alguien tiene el día espeso y no pilla… Puedo recalcar; Mi QUERIDA y DULCE amiga la secadora.
Y “hablando” de gente con palillos en su boca y dientes sarrosos… A casi tres meses empiezo a echar de menos las abarrotadas verbenas de pueblo, las tómbolas de los jamones escuchando a esos chavalitos gorditos y sudorosos cantando una y otra vez; “Que te toca, que te toca, que te vuelve a tocar…”, dándote mientras les caen gotas de sudor por sus caras boletos para que juegues con ellos. Ver a señoras y señores mayores agachándose delante de las tómbolas como bien pueden, agarrados a sus bastones intentando coger esos boletos aplastados y espachurrados del suelo, con la intención de coger alguno bueno para llevarse el jamón para casita. Intentar “estar a dieta”, y ver esos churros rebosantes de grasa, que aunque acabes retirándosela, siempre acabarás comiéndola. Pero esto nunca sería una buena verbena de pueblo sin la mítica Panorama, sin esos señores mayores a pié del escenario, agarrados bailando a ritmo de paso doble todas y cada una de esas ridículas canciones de verbena que tanto le gustan a todo el mundo… Que todo español ha bailado alguna vez. Pues en vez de verbenas y tómbolas, aquí tengo bailes de instituto con vestidos horteras, pomposos de colores  con ponche de colores en vasos de plástico rojo. ¡Bienvenido a América amigo!


Aida Mosquera.

Foto: Este jueves en Moab, con mis chicas.

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