Así terminaba mi día de ayer tras un largo
día de hikingeo por las montañas de Utah. Antes de cenar en el pequeño pueblito
en el que estábamos, tocaron compras a la española… En cierto modo me atrevería
a decir… Muchas compras, o al menos fue eso lo que pretendíamos. Amigo, te
preguntarás porqué a la española! Porque ha sido la primera vez desde hace casi
tres meses que ando por una ciudad/pueblo sin utilizar el coche. Increíble. ¡Lo
sé!. Estábamos en nuestra plena
motiación-compril y nada más entrar en una tienda leo en esta esta
camiseta que llevaba puesta esta inmensa señora con un palillo en la boca, como
estos que tienen constantemente los paisanos de pueblo con boina en su boca
entre sus negros dientes llenos de comida y sarro; “ONLY XXXXL MAN, OH
YEAH!”. Amigo, no te puedes imaginar cuantísimo nos reímos… La talla más
pequeña que tenían en aquella enana y oscura tienda era una XXL,
fuimos a la siguiente tienda y lo mismo… ¿En la siguiente? Lo mismo! Y así
tienda tras tienda. No me lo podía creer! Seguimos andando hasta llegar a la
última y más pequeñita de todas a la derecha, la que estaba escondida, la
tienda a la que nadie va. La única tienda en todo el santo
pueblo donde las tallas eran “normales”, (si llamamos a las tallas
norteamericanas normales…). Amigo mío, te recomiendo que si alguna vez vienes
por tierras americanas no te pienses que en a la primera semana ya has
engordado dos tallas. ¡No!. Hay dos factores muy importantes; El primero es la
mantequilla de cacahuete, que aunque no te guste, (como es mi caso) la vas a
acabar comiendo sea como sea porque la ponen en todos las comidas y sandwichs,
al igual que la mantequilla… La inyectan en todas y cada una de las comidas a
más no poder! Y el segundo y el más importante es la secadora, mi querida y
dulce amiga la secadora. Ahí lo dejo! Pero por si alguien tiene el día espeso y
no pilla… Puedo recalcar; Mi QUERIDA y DULCE amiga la secadora.
Y “hablando” de gente con palillos en su
boca y dientes sarrosos… A casi tres meses empiezo a echar de menos las
abarrotadas verbenas de pueblo, las tómbolas de los jamones escuchando a esos
chavalitos gorditos y sudorosos cantando una y otra vez; “Que te toca, que te toca,
que te vuelve a tocar…”, dándote mientras les caen gotas de sudor por sus caras
boletos para que juegues con ellos. Ver a señoras y señores mayores agachándose
delante de las tómbolas como bien pueden, agarrados a sus bastones intentando
coger esos boletos aplastados y espachurrados del suelo, con la intención de
coger alguno bueno para llevarse el jamón para casita. Intentar “estar a
dieta”, y ver esos churros rebosantes de grasa, que aunque acabes
retirándosela, siempre acabarás comiéndola. Pero esto nunca sería una buena verbena
de pueblo sin la mítica Panorama, sin esos señores mayores a pié del escenario,
agarrados bailando a ritmo de paso doble todas y cada una de esas ridículas
canciones de verbena que tanto le gustan a todo el mundo… Que todo español ha
bailado alguna vez. Pues en vez de verbenas y tómbolas, aquí tengo bailes de
instituto con vestidos horteras, pomposos de colores con ponche de
colores en vasos de plástico rojo. ¡Bienvenido a América amigo!
Aida Mosquera.
Aida Mosquera.
Foto: Este jueves en Moab, con mis chicas.
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